Mi madre de ojos obscuros, ya tristes y melancólicos
ya perdidos en el tiempo, añorando otros momentos...
Madre que llevas contigo, tus noventa años a cuesta
con caminar cancino, y tu memoria de seda
que no retiene ya nada sino lo que es de rutina
y que olvidar no quisiera.
Madre de manos morenas, de leudantes amasijos
de caldo ardiente alimento que en un Invierno fragante
sacó mis bríos dormidos,
Madre hoy con mil arrugas, cara que ha surcado el tiempo
tus ojos con aire triste, se quedaron esperando.
Esperando aquel amor, que un dñia por viejo camino
dijo hasta siempre y se fue, de tu lecho, de tu vida
y ásí quedaron tus ojos, tristes, fijos, melancólicos
queriendo volver atrás, sabiendo que no era posible.
Enjugándote ésas lágrimas que de pronto te venían,
sazonando las lentejas, haciendo el pan de cada día
yo solo quiero decirte que hay muchas cosas que añoro
cuando al coger mis manitas, por tí era yo conducida
Hoy te veo tan distinta con tus sentidos dormidos
y te siento como niña, cuando de mi, vas cogida
pero yo no sé y pienso que era más lindo ése tiempo
cuando eras tú la que sabía, eras tú quien decidía.
Hoy me pregunto de pronto, si tendré sabiduría
y conducir tu camino por buena senda, sencilla.